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Casas de Comerciantes

Los gurugús

Fruto del auge del comercio del lino, el puerto de Ribadeo tuvo desde la segunda mitad del S. XVII, una destacada posición entre los principales puertos del litoral del Cantábrico. La frenética actividad comercial de la época  fue la causa y consecuencia del establecimiento en Ribadeo de destacados comerciantes, tanto de la propia villa como forasteros. La construcción de nuevas viviendas por parte de esta emergente y poderosa clase social contribuiría a la transformación de la villa, de sus infraestructuras, calles y arquitectura.

En las calles del casco viejo de Ribadeo  aun se conservan ejemplos de estas grandes casas. Muchas de ellas se caracterizan por los peculiares miradores de cristal construidos en las cumbres de los tejados para avistar la llegada de los barcos, Los gurugús. Entre el numeroso patrimonio civil de estas características con el que cuenta Ribadeo, destacamos las siguientes construcciones.

La Casa de Arriba y la Casa de Abajo

La Casa de Arriba  fue fundada por don Antonio Casas, un representante de una firma comercial de Santiago (Santamarina) y miembro del partido conservador. Llegado a Ribadeo para llevar a cabo actividades comerciales con los linos del Báltico, posteriormente se estableció por su cuenta y compró la Casa de Ibáñez. En esta casa  asentó sus negocios de naviera y banca hasta su quiebra en el año 1933.

Su adversario en la vida política y comercial fue Francisco Antonio de Bengoechea, un marinero de origen vasco y miembro del partido liberal. Se estableció en Ribadeo, donde fundó también una naviera y un banco. Fue el propietario de la Casa de Abajo, que hoy se conoce como casa de Bustelo. El último miembro de la Casa de Abajo, Francisco Martínez Bengoechea, murió en París dejando en el año 1900 un cuantioso legado que ascendía a 2.757.602 pesetas.

Los gurugús
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