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12. Granja-escuela Pedro Murias

Granxa-escola Pedro Murias

El segundo itinerario de la ruta de La Huella Indiana debuta en la Granja-escuela Pedro Murias, claro ejemplo  del mecenazgo que ejercieron numerosos emigrantes gallegos en sus municipios de origen. Aún hoy, la escuela funciona y albergar una escuela de capacitación agropecuaria, tal como había dispuesto Pedro Murias.

El ribadense Pedro Murias emigró a Cuba, donde alcanzó un notable éxito en el sector tabaquero. Recién iniciada la década de 1870, Murias adquirió una fábrica de tabaco, creando años después otras factorías y marcas comerciales, entre las que destacaron La Devesa y La Flor de Pedro Murias.

El ascenso social y la estabilidad económica no le obnubilaron ni le hicieron olvidar su pasado, al contrario, motivo por el que financió un centro de capacitación agraria con la finalidad de que los jóvenes de su tierra obtuvieran una formación a la que a él no tuvo acceso.

La puesta en marcha de la escuela queda ordenada en una de las mandas testamentarias de Murias, que destinó a tal fin 154.818,18 pesos de oro, si bien conviene señalar que ese no fue el capital inicial con el que finalmente se contó para fundar el centro que fue pionero en la comarca y en Galicia, iniciando sus actividades en 1920 y constituyendo (junto al centro de Abegondo) en pieza fundamental de la modernización del agro que experimentó Galicia durante las décadas de 1920 y 1930.

El edificio principal de la escuela, de grandes proporciones y espacios interiores abiertos, tiene dos plantas con desván y dos alas. El inmueble es pieza fundamental de la herencia indiana, pero al mismo tiempo es un ejemplo de la arquitectura racionalista que se puso en boga al amparo de la Ilustración.

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